La Batalla de Hattin -1187
A principios del verano de 1187. el rey de Jerusalén, Guy de Lusignan, se encontraba en
una situación muy delicada. La tregua con Saladino se había roto, principalmente por los
constantes ataques liderados por Reinaldo de Chatillon a las caravanas musulmanas. Saladino
puso asedio a la ciudad de Tiberíades, con la esperanza de atraer al ejército franco hacia
un campo de batalla más favorable. Los señores latinos, confiados, cayeron en la trampa.
Los francos fueron rodeados por las tropas de Saladino no lejos de una elevación del terreno
llamada Cuernos de Hattin. Las tropas de Saladino prendieron fuego a los matorrales cercanos
exacerbando la ya insoportable sed de sus oponentes. Los caballeros cruzados de Raimundo
III, conde de Trípoli, cargaron para romper el cerco. La infantería Ayubí se desplazó a un
lado y los caballeros pasaron de largo pero el resto del ejército cruzado no pudo seguirlos. De
nuevo, cerrado el cerco por Saladino, se intensifica el hostigamiento a las tropas Cruzadas
desde todos los lados y Lusignan busca refugio en las posiciones elevadas de los Cuernos de
Hattin, donde los francos reciben el asalto final Ayubí y Lusignan se ve obligado a rendirse. El
ejército franco es dispersado y destruido. Como consecuencia de esta gran victoria, Saladino
retoma la ciudad de Jerusalén.
La Batalla de Arsuf -1191
De camino a Jerusalén, el ejército cruzado de Ricardo Corazón de León es atacado por el
ejército de Saladino cerca de la ciudad fortaleza de Arsuf. Controlando magistralmente la
impetuosidad de sus caballeros, Ricardo es capaz de mantener las filas de sus tropas bajo una
lluvia de flechas Ayubíes. La capacidad de resistencia de los cruzados agota poco a poco a la
caballería de Saladino. Ricardo, posiblemente forzado por una precipitada carga de los caballeros
Hospitalarios situados a retaguardia, lanza una poderosa carga dirigida por él mismo.
Cansados y sorprendidos, el ejército Ayubí se desorganiza y resulta hecho pedazos. Esta gran
victoria para los cruzados hará que Saladino evite enfrentarse a Ricardo en batalla campal de
aquí en adelante. Sin embargo, los cruzados fracasarán en su intento de liberar Jerusalén y la
Cruzada terminará a las puertas de su objetivo principal, la Ciudad Santa.
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